Es probable que cada uno de nosotros tengamos una larga lista de cuestiones
que deseamos que no se repitan y entre las cuales no sería aventurado
incluir las agresiones gratuitas, los conflictos inútiles, las oportunidades
perdidas, las afrentas de la pobreza extrema, la inseguridad permanente o
las inclemencias de la vida cotidiana.
Es probable que cada uno de nosotros pensemos que el año próximo tendremos
que recordar la misma lista, porque los problemas no se solucionan sino que
se trasladan, porque la preocupación por los asuntos comunes ha sido
reemplazada por las batallas de los intereses particulares, porque no hay
idealismo en la acción pública, o porque, simplemente, no vemos a nadie que
pueda guiarnos por el camino de nuestros ideales.
Es probable que cada uno de nosotros estemos equivocados, al no entender que
el futuro es una obra colectiva, de la que somos parte insustituible, y que
es demasiado importante como para que lo dejemos en manos ajenas.
Por eso les deseo a todos un año en el que puedan sentirse protagonistas de
sus propios destinos, en el que se animen a hacer lo que sueñan que deberían
hacer, sin temor a la soledad porque siempre habrá alguien que nos acompañe,
y sin paralizarnos por el miedo al fracaso, porque el sólo intentarlo vale
la pena.
Felicidades para todos.